Es en el habitar donde el ser humano condiciona su desarrollo y lo direcciona en su destino. Es en la ciudad donde expresamos lo que somos y legamos lo que fuimos. La Arquitectura, como disciplina profesional, debe garantizar por medio de la praxis, todas las condiciones necesarias para impulsar de manera armónica, efectiva y eficiente el desarrollo íntegro de los lugares habitables. A partir de esto es que se torna fundamental que el Arquitecto se sitúe al lado del habitante común. Aportando colaborativa y solidariamente al crecimiento, desarrollo y progreso tanto habitacional como urbano de la ciudadanía. Todo desde el hacer como método de acción. Este aporte a la sociedad se nutre y sustenta desde la ética profesional y se plasma en un inalienable espíritu de compromiso social.